El chino más cercano
Hay restaurantes que son mucho más que restaurantes. Son puertas a la historia, al modo de comer en Argentina: pioneros y rebeldes, constantes y clásicos, propios y exóticos, todo al mismo tiempo, en una mezcla imposible. Uno de esos lugares es Tao Tao, el restaurante chino que insiste ahí, sobre la Av. Cabildo, con sus clientes fieles, obstinado y eterno.
Abierto en 1969, manejado por la misma familia fundadora, Tao Tao supo ser uno de los primeros restaurantes chinos de Buenos Aires, mucho antes de que las empanaditas primavera sean un tentempié habitual en la ciudad. Un restaurante con todos los clichés del rubro: colores rojos y dorados por doquier, mandalas en las paredes y ventanas, decoraciones que imitan tejados de bambú y puentes sobre arroyos, y esas fantásticas reproducciones en plástico de los platos emblema de la casa puestas en vitrinas en la entrada.
Tao Tao ofrece una cocina de estilo mandarín adaptada a paladares locales. Abundan los sabores agridulces, las carnes salteadas y las fritas, los arroces y los fideos. Equivalente chino al bodegón local, su carta es inmensa, con opciones para cada gusto y edad. Un arranque posible va por el pollo frito kara-ague ($9800) o el cerdo Bar-B-Q a $10600, también por esa cálida sopa crema de choclo con sabor a infancia ($5400). Un arroz chaufan mixto a $14300 siempre es bienvenido, acompañando especialidades como el pollo mongoliano ($18000), la carne salteada con hongos y brotes de bambú ($20000) o el cerdo con salsa de jengibre ($18000). Parte de la carta se divide en salsas, donde uno elige luego la proteína. Ejemplo: la ma-ra (picante) se puede pedir con carne, cerdo, pollo, mariscos o solo camarones (de $14600 a $20000), lo mismo la salsa de ostras o el curry. Pero esto ni siquiera comienza a abordar las innumerables opciones de esta casa. Lo mejor: sentarse al fondo, en una mesa redonda, y pedir varios platos al medio. Será barato y será rico, con ese sabor chino que ya es parte de nuestro paisaje albiceleste.
Tao Tao queda en Av. Cabildo 1418. Teléfono: 4783-5806. Horario de atención: martes noche; miércoles a domingos, mediodía y noche.
Un bar de onigiris
Hay buenas razones que explican el rápido y merecido éxito juvenil de Mitingu, una de las novedades gastronómicas de los últimos meses. Una es su ubicación, cerca del barrio chino, pero a la vez bien alejado de ese mundillo multitudinario, aprovechando una zona más tranquila y bonita, lindando con el barrio de River y con los muchos colegios de la zona. Otra es su propuesta, que juega con las modas asiáticas en una versión rápida, que permite comer divertido e instagramero, gastando menos de $20000, algo cada vez más difícil de lograr en esta Buenos Aires sobrevalorada.
Mitingu se especializa en dos productos nacidos en Japón, ambos muy de moda a nivel global. De un lado, los onigiris, suerte de tentempié triangular a base de arroz, envuelto en alga nori y con diversos rellenos; del otro, los sandos, esos sándwiches hechos en un pan lactal denso con varios sabores en carta.
El local es pequeño, pensado para pedir ahí y llevar o comer de pie si bien hay algunas mesitas muy cancheras, adentro y en la vereda, que se llenan rápido. Un vidrio separa la cocina, donde se ve la producción constante, lo que asegura frescura.
Entre los onigiris (todos a $4500, dos son suficientes para un almuerzo ligero, cuatro para quienes tengan mucha hambre), se puede elegir el de Tuna Mayo (atún, mayonesa, escamas de bonito y furikake); el Spicy Mayo que suma atún, kimchi casero, mayonesa con sriracha casera y furikake; hay uno rico de miso y berenjena; uno bien clásico de ciruelas japonesas y uno más de trucha curada con sésamo. Quien vaya por los sándwiches encontrará opciones como el de pastrami ($14000), el de trucha con rábano picante ($14000) o uno de los mejores, el de tamago (huevo, mayonesa y cebollín, $11000).
Hay buen café, hay una rica agua de hibiscus ($3600), té matcha, algunas cervezas y un par de postres (torta vasca a $6000).
Mitingu es muy nuevo y aún le queda trabajo por hacer: mejorar el punto del arroz, afinar detalles de temperaturas, pero la idea es potente y bienvenida, a tono con tiempos que corren. Un almuerzo rico, sano, lindo, con precio posible.
Mitingu queda en Av. Lidoro J. Quinteros 1490. Horario de atención: todos los días de 10 a 19. Instagram: @mitingu.ba.
Secreto a descubrir
Abrió en voz baja, pero merece elevar su volumen. Se trata de Yujin, un restaurante japonés que se define a sí mismo como “izakaya”; es decir, como esos bares informales de cualquier ciudad japonesa, donde se va de noche para beber y comer sin demasiado preámbulo. En este caso, Yujin cuenta con una carta de presentación que lo separa del resto: ahí está Juan Matsuoka, uno de los cocineros japoneses más reconocidos de la Argentina (el mismo que, por ejemplo, se encarga de la parte de sushi de Osaka), pero que para sus proyectos personales apuesta al bajo perfil y precios amigables.
Yujin es bonito: una entrada que imita las flores del cerezo, diseños pop en las paredes, mesas y sillas aquí y allá, una mini barra para sentarse mirando a los sushimen, también un par de salas privadas ideales para una comida más íntima. Hay para elegir.
La carta es ecléctica, a tono con la idea del izakaya. Hay sushi, un par de fritos, algún curry, saltados al wok y varios ramen, entre otros. Más allá de algún gesto nikkei o neoyorquino, lo mejor de esta casa viene cuando apuesta a la tradición. Las gyozas son excelentes ($11150 las seis unidades), lo mismo el tofu frito ($7000) o el pollo kara-ague a $10850. Hay nigiri moriwase (a elección del itamae) con ocho piezas a $26550 y algunos rolls enteros por $17050. Una idea: pedir nigiris para compartir de entrada y seguir luego con el katsukare (milanesa de cerdo con salsa de curry, $15950) o ir por los ramen, una especialidad de la casa. Hay cuatro variedades (todas, $19450), desde el intenso tonkotsu con panceta hasta el Sea Food Ramen, con caldo de mariscos, mejillones, calamar, langostino, huevo y fideos.
Yujin logra lo que pocos: generar esa sensación de veracidad. Es decir, de estar en un lugar que, con distancias obvias, podría tratarse de una callecita de Tokio, comiendo unos sashimis de pesca blanca con un té verde, una cerveza tirada o unos vasitos de sake. Comiendo rico, sin gastar mucho: si se elige bien, una comida para tres rondará los $100.000. Y esto, siempre, es bienvenido.
Yujin queda en Álvarez Thomas 1428. Horario de atención: martes a domingos de 19 a 24. Instagram: @yujin.sushibar.