Una oficial de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) fue agredida y amenazada de muerte por su pareja, también integrante de la misma fuerza, y debió ser rescatada por personal de la Subcomisaría 13° de General Lagos. "Si quiero, te mato”, le dijo el hombre mientras la atacaba salvajemente. El hecho sucedió antes de las 22 del viernes en General Hilario Lagos y Juan Domingo Perón, hacia el oeste de la comuna que forma parte del Departamento Rosario. La Policía de la comisaría del pueblo llegó al lugar alertados por vecinos que escucharon el pedido de auxilio de Maribel V., de 32 años. Al llegar al lugar entrevistaron a la mujer, que ofreció los detalles de la agresión, desatada por un mensaje de Instagram. El hombre fue detenido sin ofrecer resistencia.
Según su relato, Maribel V. recibió un mensaje directo de un amigo por la red social Instagram. El mensaje comentaba una historia, el formato de publicaciones con 24 horas de duración, de la mujer. Ella había publicado una de sus comidas durante el día. A raíz de la reacción del amigo de Maribel, el marido de la oficial, identificado como Facundo Jesús V., de 27 años, comenzó una salvaje golpiza. Primero le quitó el celular y cuando ella intentó arrebatárselo, Facundo V. la empujó sobre la bacha de la cocina y allí vociferó: “Si quiero, te mato”. El forcejeo continuó, pero la fuerza del hombre fue demasiado para Maribel. La tomó por la cara y le dio tal golpe que lastimó su labio. Allí comenzaron los gritos de auxilio de la mujer, mientras intentaba detener a su pareja. Sin embargo, Facundo V. poco le importó y arrastró a la mujer hasta el lavadero golpeándole la cabeza con el marco de la puerta.
Cuando Maribel encontró un momento para escapar corrió hacia la calle y se topó con la Policía. Desesperada pidió asistencia y apuntó rápidamente contra Facundo V. Los oficiales de la Subcomisaría 13° ingresaron al domicilio y detuvieron al agresor, que no presentó resistencia. El detenido entregó su arma oficial, una pistola Bersa TPR de 9 milímetros cargada, con tres cargadores de 49 proyectiles cada uno. Facundo V fue imputado por el fiscal Carlos Covani por causa de lesiones leves, debió informar un domicilio alternativo y tiene prohibición de acercase a la víctima por 72 horas. Por su parte, Maribel V. fue atendida por un nosocomio local y fue diagnosticada por lesiones leves.
No es la primera vez que un efectivo de seguridad termina resolviendo una situación de crisis con su arma reglamentaria, sumado a la capacidad que le da su entrenamiento: el 4 de mayo pasado un agente de la Policía de Santa Fe fue a la casa de su ex pareja, en la zona norte de esta ciudad, y a punta de pistola la obligó a subir a su auto. La mujer, a las pocas cuadras, logró bajarse del vehículo y corrió hasta su domicilio.
El efectivo, identificado como Cristian Ariel Oficialdegui – que prestaba servicio bajo la categoría de subinspector y de licencia– volvió al lugar, hizo dos disparos al aire y minutos después se enfrentó con dos gendarmes que acudieron a la escena por la denuncia de violencia de género. El agresor hirió de bala a uno de los gendarmes en el pie, pero tres tiros lo dejaron fuera de combate. Murió en el lugar.
El 20 de mayo una mujer policía de 21 años que cursaba un embarazo de 8 meses quedó internada en estado reservado en una hospital de la ciudad de Santa Fe luego de recibir un disparo en la cabeza de parte de su pareja, también miembro de la fuerza de seguridad, quien quedó detenido y aseguró que el tiro se realizó de modo accidental en la vivienda que ambos comparten en la localidad de Coronda. El fiscal del departamento San Jerónimo que lleva adelante la investigación, Alejandro Benítez, caratuló el legajo como tentativa de femicidio. A la vez, en el centro de salud público sometieron a la joven a una cesárea y su bebé quedó internado en neonatología.
Tras quince días de lucha entre la vida y la muerte, la agente de policía que fue herida de un disparo en la cabeza por su propia pareja en Coronda —mientras atravesaba las últimas semanas de embarazo— recibió el alta médica en el hospital José María Cullen. El caso, se investiga como un episodio de violencia de género con arma reglamentaria.
El 30 de mayo otro policía protagonizó una situación de violencia familiar, que derivó en un operativo policial en la zona norte de la ciudad de Santa Fe. Todo ocurrió tras el llamado de vecinos para denunciar que un hombre, en aparente estado de ebriedad, estaba golpeando a su pareja. Al llegar al lugar, los agentes encontraron a la mujer fuera del domicilio, mientras que el agresor se había encerrado dentro de la vivienda junto a sus hijos, todos menores de edad. Debido a que el individuo podría estar armado y amenazaba con quitarse la vida y dañar a los niños, se activó un protocolo especial. Fue convocado un negociador para intervenir en la situación. El agresor se entregó y secuestraron su arma reglamentaria. Luego de varias horas de diálogo con el mediador, el hombre —integrante de la fuerza policial— depuso su actitud y se entregó sin oponer resistencia. En el procedimiento, se le secuestró su arma reglamentaria.