En un solo año, 2024, 3.261 niños, niñas y niñes de Salta, con y sin obra social, fueron atendidos en el Hospital Garrahan. Esta cantidad no incluye a la cantidad de resoluciones médicas que se lograron a través de la telemedicina o por consultorías que se realizan vía remota.

Es un dato no menor, porque de las 37 mil consultas que se recibieron en 2024 “el 96 por ciento se resolvió a distancia”, dijo a Salta/12 el jefe de la Unidad de Urología y Trasplante Renal del Hospital Garrahan, Santiago Weller.

El Hospital centraliza las especialidades pediátricas para los casos más complejos y también provee los insumos, recursos tecnológicos y humanos necesarios para abordar las patologías de alta complejidad que las provincias no podrían afrontar con el presupuesto que tienen para sus sistemas sanitarios.

A pesar de la importancia capital que el Garrahan tiene para la salud salteña, en la provincia fueron escasas las manifestaciones sobre el conflicto que subsiste en la institución médica, donde continúa un paro. La excepción fueron unos pocos legisladores provinciales, y un pedido de la Defensoría de la Ciudad de Salta, que solicitó al Gobierno nacional que dé una solución al problema.

El gobernador Gustavo Sáenz también se pronunció, si bien de manera escueta: "Soy un defensor del Garrahan, es un Hospital modelo. Hay que encontrar soluciones, aunque siempre aparecen quienes se aprovechan", declaró.

“No duraría 48 horas el conflicto si los gobernadores se pararan firmes ante el Presidente que todo quiere destruir”, dijo el jueves último en la sesión de la Cámara Alta de la provincia el senador por Cachi, Walter Wayar, en su homenaje al personal del Garrahan.

El senador de La Caldera, Miguel Calabró, por su parte, también criticó el paso de “la motosierra” por el Hospital pediátrico y las recurrentes y poco ocurrentes respuestas del Gobierno nacional cada vez que recorta presupuesto en servicios que garantizan derechos esenciales, sobre que “hay que auditar porque seguro que hay ñoquis”. “Dan vergüenza tratando de defender el desfinanciamiento del Garraham”, afirmó el legislador.

“Federalizamos el conocimiento”

Weller explicó que uno de los objetivos del Hospital es reducir los gastos que implican los tratamientos de patologías de alta complejidad. Y al concentrar este tipo de patologías “se va aprendiendo sobre la experiencia”, con lo que hay mayor especialización y, consecuentemente, más expectativas de curación.

“No somos ni mejores ni peores. Tenemos un trabajo diferente, distintivo. La importancia del Hospital para el resto de las provincias es complementar el sistema de salud”, afirmó.

En el caso de su servicio, indicó que se formó a Luciana Díaz Zabala y José Saravia, dos urólogos infantiles que hoy trabajan en el Hospital Materno Infantil de la provincia de Salta. 

Al federalizar el conocimiento y tener a la tecnología como herramienta para coordinar las atenciones y consultas entre profesionales vía remota “logramos que Salta (como otras provincias) mande cada vez menos pacientes”.

Presencialmente, el Garrahan atendió 2.609 casos de pacientes salteños por consultorio externo; 177, por internación, y 475, en el Hospital de Día.

“A los que deben venir acá y necesitan la cirugía lo que hacemos además es ofrecerles es un lugar como la Casa Garrahan. Para que la familia solo se ocupe de la circunstancia de la enfermedad y no sea un problema tener que buscar y pagar un alquiler”.

El servicio de Salud a la niñez con los estándares más altos a través de una red de atención pediátrica que está en todo el país, se ve entonces amenazado ante el recorte del presupuesto al Garrahan.

La motosierra no solo afecta la situación salarial, sino también la posibilidad de adquirir el equipamiento que se necesita para más adelante, con el fin de “sostener la demanda de los casos de alta complejidad”.

Además de ya hay médicos especializados que ante la situación salarial decidieron migrar a otros países que ofrecen mejores condiciones de trabajo.

Mientras tanto, la indiferencia de los representantes en Salta, deja en duda su postura ante la afirmación popular que sostiene que “con los chicos, no”.