Hace diez años, el músico, actor y director Facundo Ramírez le propuso a la actriz Marcela Ferradás hacer Paisaje, obra que el dramaturgo inglés Harold Pinter escribió en 1968. Ambos intérpretes habían coincidido en 2006 en el elenco de Rey Lear, bajo la dirección de Jorge Lavelli, oportunidad en la que se entendieron rápidamente, según cuentan hoy en diálogo con este diario, al compartir puntos de vista sobre diversos temas y al comprobar que ambos tuvieron una temprana predilección por la literatura y el cine de autor, además del gran estímulo que recibieron por parte de sus respectivas familias. Los dos comenzaron a estudiar teatro en la adolescencia, Ramírez, con Miguel Guerberof y Ferradás, con Alberto Ure. Finalmente, decidieron concretar aquel mismo proyecto de actuar juntos con dirección del mismo Ramírez. En admirable composición, la obra hoy puede verse en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543), los domingos a las 19.30.
En 1976, en el Teatro Cervantes, esta misma obra fue interpretada en su lengua original por la británica Actor’s Company. Recién en 2021 se estrenó en castellano, con dirección de Diego Ferrando, y actuación de Laura Cristal y Ernesto Falcke. Paisaje presenta a un matrimonio que vive en un pueblo costero, trabajando él como chofer y ella, como ama de llaves en una residencia. Por turno, emprenden lo que podría llamarse un “diálogo monológico”, ya que ninguno responde a lo dicho por el otro sino que cada cual emite un discurso independiente. Los personajes alternan sus recuerdos, como tomando en cuenta “un pasado que imaginan, o están convencidos o fingen que recuerdan”, como dice el actor y director parafraseando al propio dramaturgo, tal es la ambigüedad de lo dicho.
“El universo de Harold Pinter tiene una atmósfera propia”, afirma Ramírez, “Y esa atmósfera tiene que ver con un transcurrir cotidiano aparentemente normal que de pronto parece amenazado”, describe. En base a las devoluciones de los espectadores, Ferradás se asombra de las múltiples lecturas que abre el discurso de los personajes. “Nada se puede autentificar”, admite la actriz, quien también afirma que este diálogo extrañante deja flotando “un montón de interrogantes, que tal vez sea lo que queda sin dilucidar en todas las relaciones”. En cuanto a la historia previa de este matrimonio, poco se sabe: “es un recorte, como si de un hachazo no quedara ni un antes ni un después”, explica Ferradás. En cuanto al tiempo –o los diversos tiempos- que manejan los personajes, ambos coinciden en señalar que “es muy diferente al tiempo real porque no tiene que ver con la vertiginosidad de la vida de todos los días”.
-¿Por qué esta obra?
Facundo Ramírez: -Me gustó desde que la leí, a los 14 años. Hoy pienso que esta obra tiene la particularidad de radiografiar o escanear el derrumbe de una relación amorosa en apenas 45 minutos, algo a lo que no estamos acostumbrados ni en el teatro ni en el cine, donde lo veríamos en forma paulatina.
-¿La hacen tal como fue escrita?
Marcela Ferradás: -Sí, fue un gran desafío hacer el texto tal como fue escrito, incluso respetando los silencios y la quietud que pide Pinter. En términos de ritmo está muy alejado del teatro burgués y del tiempo que proponen las redes.
-¿Cómo son los integrantes de este matrimonio?
M.F.: -Son muy distintos. Lo que ella cuenta tiene otra calidad en términos de lenguaje. Ella pinta, es delicada, fantaseaba con tener hijos, una vida social. Pero nada de lo que esperaba de él llegó. Es una mujer que está secándose, decepcionada y herida por ese hombre desapegado y básico.
F.R.: -La mesa (que en esta puesta es larguísima) simboliza el mundo que los separa, la relación a la que están encadenados para siempre, a muerte. Es una pareja que no se va a separar nunca porque no conocen otra vida. Aunque él sea un violento y que vea en su mujer solamente la función que tiene que cumplir tanto en la casa como con él. La obra muestra un espacio degradado, un perpetuo derrumbe. Un derrumbe universal.
M.F.: -Sí, porque más allá de estos personajes, la imposibilidad de realizar un deseo, el sentimiento de fracaso, la violencia y la incomunicación nos atraviesan a todos.
Paisaje, Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543), domingos a las 19.30.