La reconocida escritora y dramaturga Patricia Suárez atraviesa un presente hiperactivo con tres obras en cartelera simultáneamente en la escena porteña. 

En diálogo con la 750, Suárez recordó sus primeros pasos en la dramaturgia junto a Mauricio Kartun, revivió escenas de su infancia en Rosario y compartió jugosas anécdotas personales

La autora recordó sus inicios en Rosario, donde creció en una familia de zapateros. “Me gustaba mucho leer, era muy lectora. Mis mejores amigos eran los libros, leía todo el tiempo la colección de Robin Hood, que había heredado de mi mamá. Leí completa el Lo sé todo, una enciclopedia. Un día se me terminaron los libros y terminé leyendo el diccionario Larousse verde de tres tomos. Todo lo que había para leer sobre teatro lo leía”, afirmó.

En este sentido, uno de sus primeros acercamientos a la escena teatral, y a Mauricio Kartún, fue cuando el dramaturgo llegó a Rosario a dar un taller sobre la profesión.

“Yo pensaba que era facilísimo pasar del cuento a la obra de teatro. Decía ‘esto es una pavada, es una cuestión de transcodificar’, y me volví loca. Entonces empecé a venir a Buenos Aires para estudiar con Mauricio y ahí comencé a dar mis primeros pasos”, dijo.

La experiencia personal llevada al escenario

Una de sus anécdotas personales fue la génesis de la primera obra de su autoría: La Varsovia. “Cuando yo era chica me decían en chiste: Ay, no serás una polaquita vos", a partir de ese momento, Patricia ese chiste estuvo siempre muy presente en su vida. 

Al reunirse con Mauricio Kartun, se interesó profundamente en el fenómeno social de esas polacas de las que había oído hablar tanto y la trata de mujeres, lo que la llevó a trabajar sobre esa temática en su primera obra bajo su tutoría. En La Varsovia la trama gira en torno a dos mujeres que compiten por el amor de un hombre; una de ellas es una joven traída desde Polonia para prostituirse, y la otra es la madama que la controla. Suárez explicó que la pregunta central es cómo descubrir a cuál de las dos prefiere el hombre, en un contexto marcado por la tragedia del traslado forzado desde Europa a Argentina.

“Las historias, la paradojas me gustan mucho, tanto en las personas, en las situaciones y en las circunstancias en que muchas veces hacemos lo contrario de lo que pensamos. Creo que estamos tan desbordados, tan a flor de piel, que nuestras reacciones son viscerales, sostuvo.

Vuela Alto Mamá fue la obra que más le gustó producir y así lo contó: “La hice basada en el velatorio de mi mamá, que fue muy inesperado y me dejó bloqueada. Durante meses no pude escribir teatro, hasta que a los ocho meses me di cuenta de que estaba paralizada por su muerte y decidí hacer una comedia con esa historia. Fue muy impresionante porque mi papá fue a verla y me dijo que le había encantado el actor que lo interpretaba".

Actualmente la dramaturga cuenta con tres obras en cartel. La primera es Korsakoff, la cual escrita en 2008 y retomada en varias ocasiones, vuelve ahora con dirección renovada y funciones en El Extranjero los sábados por la tarde. El título remite al síndrome neurológico, una psicosis ligada a la pérdida de memoria en la que el personaje, incapaz de tolerar los vacíos, rellena sus relatos con huecos inventados porque el personaje no soporta la angustia. El elenco está conformado por: Susana Salerno, Pablo Turchi, y Jorgelina Bracco.

Se estrenó también El Amor de los Casados, una comedia en espacio abierto dirigida por Roxana Randon. La historia se centra en una pareja que para motivarse mutuamente , improvisan papeles de teatro. Por otro lado, en el teatro Tadron se presenta El sueño de Cecilia, dirigida por Armando Bolatto. Este espectáculo se desarrolla en Neuquén y narra la historia de dos hermanas que aseguran haber visto a Hitler internado en un hospital.

Informe: Santiago Vizcarra.