La periodista Cynthia García se emocionó durante el pase con Víctor Hugo Morales al reflexionar sobre el fallo de la Corte Suprema de Justicia que dejó firme la sentencia contra Cristina Kirchner en la causa Vialidad. "Es el tiempo de la reacción, de los gremios y la CG", afirmó, y se preguntó: "¿Si no es ahora, cuándo? La movilización hay que organizarla".

"No me gusta hablar en términos personales. Ayer nos fuimos a la sede del PJ, acompañando y trabajando durante todo el día, vivimos con nervios los fallos fake que se tiraban, el fallo real. Yo tenía que volver a mi casa porque tengo un niño de 10 años, mi hija de 20 años me llamó para decirme que estaban cortando las calles en Avellaneda con sus compañeros de la facultad. Es por la democracia", dijo emocionada la conductora de la 750.

El editorial de Cynthia García

Este tiempo se volvió urgente y se volvió sin democracia. O sea, vivimos un tiempo sin democracia porque venimos hablando de una democracia agónica, de una democracia compleja, de un ataque a la democracia. Ahora, la decisión de la Corte Suprema de estos tres tipos que deciden la constitucionalidad de la República de confirmar el contexto proscriptivo en el que vienen asediando a la expresidenta hace tantos años, es el último ariete que faltaba para decir que en este país no hay democracia.

La democracia no es solamente ir a votar una vez cada tanto. La democracia se construye, la democracia se fortalece. La democracia tiene que ver con quitarle el poder a las élites para distribuirlas entre los más. Eso de alguna manera es lo que ataca este fallo, ¿no?

La posibilidad de la voluntad popular. Lo que decía una chica de Filosofía y Letras: "Ni siquiera sé si la iban a votar o no a Cristina, no pasa por ahí, pasa por decir que le han quitado al pueblo la libertad de elegir o no elegir.

Lo que pasa es que estamos hablando de un poder, muchos ya lo han analizado cómo Bartolomé Mitre, ¿no?, en la historia de la Argentina, no solo dejó un diario de guardaespaldas a la clase dominante, sino que también legó la herencia de la Primera Corte Suprema.

El 18 de octubre de 1862 se sancionó la ley 27, que estableció que el máximo tribunal se integraría por cinco jueces y un procurador general, e inmediatamente el por entonces jefe de Estado designó para esa faena a Francisco de las Carreras, exministro de Hacienda de Buenos Aires, Salvador María del Carril, exgobernador de San Juan, pero además titular de la cartera económica durante el mandato de Rivadavia, a José Barros Pasos, rector de la UBA, a Francisco Delgado, militante unitario y a Valentín Alcina, exgobernador bonaerense. Todos nombres de calles, ¿vieron? Pero de ahí viene la historia, esta historia no es que estamos haciendo una introducción de manual con nombres de calles de cualquier pueblo de la Argentina, es mucho más.

La Corte fue desde su concepción Reaseguro de los privilegios de los poderosos. Esta introducción ya la hemos hecho varias veces, porque varias veces hemos hablado de ese poder de la Corte Suprema que el jurista Raúl Gustavo Ferreira, profesor en la Facultad de Derecho de la UBA en la cátedra Zaffaroni, miembro del Consejo de Notables que intentara una reforma judicial, dijo: "La Corte Suprema es a la vez tribunal y poder".

Y ayer se vio como nunca esa composición12. ¿Qué significa? Significa esto, que es un tribunal que cumple una función de poder y que es un poder que funciona como un tribunal. Esa síntesis redunda en una enorme concentración de facultades y funciones concentradas por arbitrio de los dueños de todo. Por eso no pueden ser tres tipos quienes integren la Corte Suprema. Por eso se viene pidiendo una ampliación a 15, 20, una por provincia, una representación federal de la Corte Suprema justamente por esa concentración de poder que tienen.

Pero ahora esa Corte Suprema está inmersa en el partido judicial. Trastocado, ese poder, ampliado y desbocado como un monstruo que abre sus fauses y empieza a devorar este poder encabezado en la Corte Suprema se ha convertido también en el Partido Judicial.

¿Se acuerdan cuando decíamos que no había que comerse la curva, que no era cierto que la agenda judicial era un tema que solo le atañe a la dirigencia política sin contemplaciones por las urgencias económicas y sociales? ¿Recuerdan cuando decíamos que esto estaba directamente ligado con el cotidiano de cada uno de nosotros? Porque si van por Cristina, que es la líder de la oposición, el dique de contención de los deseos neoliberalesm venían por nosotros.

Ya está, se rompió ese dique de contención. Cristina va a seguir peleando, liderando, luchando, pero la proscribieron. La proscribieron. Está habilitado el monstruo para comerse a quien quiera.

Cualquier candidato, cualquier deseo de poder que llene sus fauses será poco. No tiene saciedad este monstruo, porque pretende dominarnos hasta que no estemos de rodillas, no va a parar. Por eso es que hay que más que nunca no hay que tenerle miedo al Grupo Clarín, no hay que tenerle miedo al poder concentrado.

Ahora somos nosotros, es la hora del pueblo, es la hora de los centros de estudiantes, es la hora de las asambleas, es la hora de la organización, es la hora de la movilización, es la hora del movimiento obrero organizado, es la hora revolucionaria. Tenemos que rebelarnos si no nos rebelamos frente a la falta de democracia, ¿frente a qué nos vamos a rebelar? Hagámoslos por nuestros hijos. Hagámoslos por el país, hagamos por lo que creamos que sea la patria.

Cristina, la lucha de la exvicepresidenta, contra los límites de una democracia yugulada por los grupos económicos y encorcetada por la arquitectura jurídica que legaliza la desigualdad y multiplica las ganancias de los jefes políticos de los jueces.

Este partido judicial tiene jefes, tiene jefes políticos y económicos, tiene nombre y apellido. Es el Grupo Clarín el principal mandamás de este partido judicial. No se engañen, los magistrados y los políticos opositores son solamente actores tutelados por el poder real. Clarín, AEA, cuentan con los medios de comunicación como vocería y propaganda de sus intereses, los estrados judiciales como garantía de su impunidad y los bloques parlamentarios del radicalismo descompuesto y el macrismo hardcore y este proyecto de La Libertad Avanza y el peronismo extractivista como sus neutralizadores políticos de las mejores iniciativas.

Así, la Corte no es otra cosa que la consumación del vértice jurídico del poder económico en el cuarto piso de Talcahuano, arrinconando a la política en general y a la vicepresidenta en particular, aún bajo el asedio de timberos y buitres, aún bajo el asedio de estos extremos a los que hemos llegado, de estos ministerios de la crueldad, de estos periodistas canayas y miserables que ayer festejaban y decían que un día sin democracia era un día mejor, ¿no? Obviamente no decían que un día sin democracia, decían, "Hoy es un día mejor, este es un fallo histórico."

Parapetados en las columnas de mármol del Congreso, los despachos judiciales, Cristina Kirchner sigue siendo la mujer que no pudieron domesticar en la política.