La Casa Blanca advirtió este miércoles que las crecientes protestas contra las redadas migratorias "no tendrán éxito" y que prevalecerá el orden, mientras que las manifestaciones, iniciadas a pequeña escala en Los Ángeles, se propagaron a más de una decena de ciudades en Estados Unidos. En respuesta, el presidente, Donald Trump, ordenó el despliegue de la Guardia Nacional en California, provocando cientos de arrestos y aumentos en la violencia.

Pese al despliegue militar y las amenazas de represión, el malestar social continúa expandiéndose desde la costa oeste hacia estados como Texas y Nueva York, donde se registraron enfrentamientos con la policía en las cercanías de oficinas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE). También se reportaron incidentes en Chicago y protestas menos numerosas en Denver, Las Vegas, Atlanta, Filadelfia, Boston e incluso Washington.

Por la noche, Los Ángeles vivió su primer toque de queda desde el inicio de las protestas, decretado con el fin de contener los disturbios, que evolucionaron en saqueos y enfrentamientos violentos. Las manifestaciones, que iniciaron el pasado viernes en la ciudad, de mayoría latina, como respuesta a las redadas del ICE y a la política de deportaciones masivas impulsada por Trump, han derivado en enfrentamientos en la vía pública y la quema de vehículos.

Ante la escalada, Trump ordenó el envío de 700 marines y 4.000 efectivos de la Guardia Nacional, sin consultar a las autoridades locales, medida que fue duramente criticada por el gobernador californiano Gavin Newsom y la alcaldesa angelina, Karen Bass, quienes la calificaron como “desproporcionada” y “provocadora”.

"Un mensaje inequívoco"

La fiscal general, Pam Bondi, afirmó que la administración "no tiene miedo de ir más allá" para frenar las protestas, en declaraciones a CNN. "Haremos todo lo que esté dentro de nuestra autoridad legal para proteger a nuestros agentes y a la gente de California", declaró la procuradora, en coincidencia con declaraciones de Trump, quien incluso amagó con invocar la Ley de Insurrección —utilizada por última vez en 1807— que permitiría desplegar al Ejército en territorio nacional.

Tras firmar la orden de despliegue de la Guardia Nacional sin consultar al gobernador, Trump empujó todavía más los límites constitucionales al ordenar el despliegue de unos 700 Marines, una fuerza entrenada principalmente para el combate. "Si nuestras tropas no entraran en Los Ángeles, ahora mismo estaría ardiendo", dijo Trump en las redes sociales el miércoles, considerando que los manifestantes tuvieron "mucha suerte" de que él decidiera involucrarse.

“Lo que presencian en California es un ataque en toda regla a la paz, el orden público y la soberanía nacional, perpetrado por alborotadores que portan banderas extranjeras con el objetivo de continuar una invasión extranjera de nuestro país”, había dicho Trump este martes durante un mitin en la base militar de Fort Bragg, en Carolina del Norte.

A su vez la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt afirmó que las protestas no detendrán las deportaciones. “Desde el 6 de junio, 330 migrantes ilegales fueron arrestados en Los Ángeles y 113 de ellos tienen antecedentes penales," informó. “Este es un mensaje claro para los radicales de izquierda: no podrán frenar la campaña de deportación masiva”, sentenció.

Leavitt insistió en que Trump "recibió un mandato claro de los votantes para revertir la invasión ilegal iniciada por la frontera abierta de Joe Biden", y acusó a las autoridades demócratas de alentar el caos. "Newsom y Bass fallaron en proteger a sus ciudadanos y por eso el presidente actuó", dijo la portavoz en rueda de prensa.

Añadió que “las ciudades y estados santuario ya no podrán proteger a delincuentes ilegales”, en referencia a las jurisdicciones donde las deportaciones han encontrado trabas legales que la administración republicana considera contrarias a su mandato.

Si bien recalcó que Trump respeta la Primera Enmienda, Leavitt sostuvo que en Los Ángeles “no se trató de protestas pacíficas, sino de ataques a agentes y edificios federales”. En su análisis, los demócratas han adoptado posturas tan “radicales” contra Trump que, según ella, “se alinean con migrantes delincuentes y saqueadores violentos, en vez de respaldar a las fuerzas del orden”.

Acuerdos y desacuerdos

El despliegue militar, sin embargo, no impidió que las protestas se intensifiquen al punto que las autoridades californianas tuvieron que decretar un toque de queda: la alcaldesa impuso un confinamiento de un kilómetro cuadrado  cerca de la medianoche del martes, tras el saqueo de 23 comercios entre lunes y martes.

Según la policía, 197 personas fueron arrestadas en la metrópolis de la Costa Oeste el martes. Bass reiteró que el despliegue de soldados fue innecesario: "La policía pudo controlar las protestas, la mayoría de las cuales fueron pacíficas y se limitaron a unas cinco manzanas de la ciudad", argumentó a medios locales.

El gobernador Newsom acusó a Trump de "inflamar una situación potencialmente explosiva" con el involucramiento de la Guardia Nacional que, a su parecer, agravó los disturbios y forzó decisiones drásticas. "Redobló la apuesta con un despliegue peligroso, avivando aún más las llamas" afirmó el demócrata en una entrevista televisada.

“El martes por la noche, varios manifestantes se tornaron violentos y destruyeron propiedad”, añadió Newsom, quien informó que más de 220 personas fueron arrestadas y que se está trabajando para enjuiciar a los responsables.

Mientras las protestas siguen expandiéndose, el gobernador de Texas, Greg Abbott, anunció el despliegue de la Guardia Nacional en San Antonio, donde se convocó una protesta este miércoles. “La protesta pacífica es legal; dañar personas o bienes es ilegal y conlleva arresto”, escribió Abbott en la plataforma X.

Las autoridades ya se preparan para más manifestaciones en Houston, Dallas y Austin durante el fin de semana, en el marco de una convocatoria nacional contra las políticas migratorias de Trump.

Las protestas coincidirán con el desfile militar —con aviones de guerra y tanques— organizado en Washington para conmemorar los 250 años del Ejército estadounidense y el cumpleaños número 79 del presidente. Trump fue categórico: “Celebraremos por todo lo alto el sábado, y si hay protestas, se enfrentarán a una fuerza muy grande”.

Terceros en discordia

Mientras Trump confronta con los estados gobernados por demócratas, otras figuras políticas se ven arrastradas al debate por su postura frente a su política migratoria. La bandera mexicana, presente en las protestas de Los Ángeles, se ha transformado en símbolo de diversidad para algunos y de “invasión” para la Casa Blanca.

La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, acusó a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, de fomentar las protestas, luego de que la mandataria condenara la violencia “de ambos lados” de forma anterior. “Sheinbaum alentó más protestas en Los Ángeles y la condeno por ello”, dijo Noem en presencia de Trump.

Sheinbaum respondió que sus declaraciones fueron sacadas de contexto y negó haber llamado a protestas violentas. “Nunca hemos promovido movilizaciones violentas en Estados Unidos. Lo que sí hemos hecho es defender los derechos de nuestros migrantes”, afirmó en su conferencia de prensa diaria.

Además, denunció que algunos actores políticos en México y Estados han difundido desinformación para exacerbar la tensión bilateral, al ser retomadas por funcionarios estadounidenses sin previa consulta. "Estoy segura que el diálogo y el respeto son la mejor vía de entendimiento entre nuestros pueblos y nuestras naciones y que este malentendido se aclarará", zanjó.