¿Puede mejorar la situación actual de la humanidad, aunque nunca haya estado peor? ¿Cómo sería un mundo mejor? ¿Es posible avanzar en medio de una crisis ecológica, social y política sin precedentes?
Slavoj Žižek plantea algunos de esos interrogantes en Contra el progreso (Paidós), un compendio con trece ensayos en los que el filósofo desbarata el cepo mortal que los neoliberales, trumpistas, aceleracionistas y las tóxicas industrias de superación personal han establecido sobre la idea de progreso.
En un mundo donde imperan los catastrofistas, los decrecentistas y los relativistas desorientadores, Žižek deconstruye esta categoría y expone las dinámicas del deseo, la negación y la desautorización a través de una de sus pasiones: la cinefilia.
A lo largo de estos ensayos aparecen varias películas como Guerra civil (Alex Garland), Oppenheimer (Christopher Nolan) o Perfect Days (Wim Wenders) y también referencias a Lacan, Lenin, Putin, Mary Poppins, Marine Le Pen o el fin del mundo, con complejas preguntas sobre futuros imaginados. También aparecen Einstein, Freud, Adorno, Buda y Hegel, con lecturas y miradas que invitan siempre al desafío y a la sorpresa.
Liza Thompson y Hannah Wilks, las editoras de este volumen, escriben en el prólogo: "Contra el progreso es, en última instancia, un libro optimista; optimista en su energía, su ira, su resistencia a la deriva pasiva y la entropía".